martes, agosto 30, 2005

Los estudiantes y el nuevo Calendario

Crónica para el programa Políglota del 8 de marzo de 2005.

Tras las movilizaciones del Curso 2001-2002 contra la Ley Orgánica de Universidades (LOU), no se registraba en nuestra Universidad una jornada de huelga y manifestación de los estudiantes como la del pasado 3 de marzo.

El motivo. Protestar contra la aprobación, por parte del Consejo de Gobierno de la Usal –a propuesta del Equipo Rectoral-, del Calendario Académico para el Curso 2005-2006. En principio, y como ha sucedido en otras ocasiones, un Consejo de Gobierno de puro trámite, en el que la discusión y aprobación del Calendario no habría consumido más que un par de minutos.

Pero las cosas este año fueron completamente diferentes. Sin plantear con la comunidad educativa de la Universidad ningún tipo de debate, el Equipo Rectoral planteó en el mencionado Consejo una propuesta de Calendario que cortaba radicalmente con el actual. Los cambios más importantes se resumirían en el adelanto de la fecha de inicio de curso al 20 de septiembre y, sobre todo, el traslado de la convocatoria de septiembre de los exámenes del 1º cuatrimestre al mes de julio.

Desde un principio este Calendario contó con la oposición frontal del estudiantado. Y así, antes de su votación el 24 de febrero, convocaron a los alumnos de la Usal a manifestase frente al rectorado para mostrar el descontento que existía dentro del colectivo ante esta medida. A pesar del importante número de asistentes, que desafiando al frío, se concentraron entre las 10 y las 12:30 de la mañana, el Equipo Rectoral y una buena parte del profesorado sumaron sus votos para aprobar el nuevo Calendario.

Pero, ¿cuáles son los motivos que nos llevan a los alumnos (y también a un número importante de profesores y personal de administración y servicios) a oponernos?. En primer lugar la falta de voluntad de negociación, en un asunto tan importante como este, de la que ha hecho gala el Rectorado. No hemos podido proponer alternativas al Calendario para mejorarlo entre todos. También hay que mencionar los perjuicios económicos que su implantación provocaría en gran número de estudiantes que tendrían que pagar, en caso de tener algunas asignaturas pendientes, más meses de alquiler. Junto a este factor está el hecho de que un importante cantidad de alumnos que, durante las vacaciones estivales trabajan para poder pagarse el curso o realizan prácticas en empresas e instituciones, tendría en caso de suspensos olvidarse de estas actividades. A todo esto hay que añadir la sobresaturación de exámenes, con la consiguiente bajada en el rendimiento, a los que algunos tendrán que enfrentarse fruto del poco tiempo de separación entre la convocatoria de mayo/junio y la “nueva” de julio.

Una vez expuestas las razones, deberíamos interrogarnos sobre la manera en que los alumnos hemos llevado a cabo esta campaña de oposición al Calendario. Hay que señalar que tras años de desavenencias entre las distintas asociaciones y delegaciones de estudiantes de nuestra Universidad, durante las movilizaciones organizadas hemos estado todos unidos, sin importar “la sigla” a la que perteneciéramos.

A pesar de esta importante unión, los compañeros del Sindicato de Estudiantes (SE) han lamentado que tanto UNE como CEA hayan participado en estos actos que han sido organizados por el Consejo de Asociaciones y secundados por el Consejo de Delegaciones. El motivo la presencia de la Asociación AEUS, vinculada a las Nuevas Generaciones del Partido Popular. Pienso que esto es un error. Hay que señalar que si en la Universidad que nos ha tocado vivir en estos últimos años ha habido un tema en el que los estudiantes deben permanecer unidos, independientemente de su ideología, es el del Calendario. De esta forma, el Sindicato debería sumarse a cuantos actos de protesta y reivindicación se organicen por parte del Consejo de Asociaciones, comenzando con plantear, con la colaboración del resto de asociaciones y delegaciones, propuestas alternativas al Calendario, que desde el Rectorado se nos quiere imponer y no dedicarse a predicar división y confusión entre los alumnos en un tema de la importancia que tiene este.