Pío Moa y el revisionismo histórico español
Artículo publicado en la revista Claridad de las Juventudes Socialistas de Salamanca, octubre de 2004.
El setenta aniversario de “la insurrección obrera de octubre de 1934 en Asturias” (1) ha sido aprovechado por el periodista Pío Moa para publicar su último libro, 1934: comienza la Guerra Civil. El PSOE y la Esquerra emprenden la contienda (Áltera, 2004). Las tesis de Moa sobre el periodo republicano y la Guerra Civil han sido ampliamente difundidas en anteriores publicaciones, como el best-seller Los Mitos de la Guerra Civil, presentando ahora la revolución de octubre como “una trama orquestada entre el Partido Socialista y Esquerra Republicana de Catalunya, que en 1934 pretendían acabar con el gobierno legítimo de la derecha e instaurar un sistema soviético (2)”.
Ante estas presuntas “verdades absolutas”, no podemos llevarnos a engaño. Las interpretaciones de este antiguo militante del PCE (r) no son fruto de su conocimiento directo de las fuentes primarias de la época, como presume en su “nuevo libro de ficción (3)”, sino del “revisionismo histórico (4)” que ha aparecido en nuestro país en los últimos tiempos. Para el historiador Javier Tusell (5):
“Todo historiador parte de unas fuentes primarias y logra una interpretación original que se escribe en el hipertexto de nuestros conocimientos y que sin duda será objeto de reconsideración. El "revisionista" actúa de otro modo. No parte de preguntas, sino de seguridades o de presunciones. No acude a las fuentes primarias, sino a las secundarias que pretende elaborar con originalidad. Lo hace, sin embargo, con extravagancia acudiendo a interrogantes inapropiados que remiten a la posición partidista que ya ha adoptado. Elude la técnica del historiador y por eso suele magnificar el dato irrelevante para sus propios fines o tomar la parte por el todo. Huye de matices porque lo suyo es el dualismo maniqueo, la simplificación o la parcialidad. Ansía la polémica porque parece concederle el privilegio de una posición innovadora o situarle en idéntico plano de los profesionales de la Historia”.
Ejemplos para Tusell de esta escuela lo constituyen, junto al propio Pío Moa, César Vidal –presentador de La Linterna de la COPE-, José María Marco-redactor del último libro de Aznar- o Jon Juaristi-director del Instituto Cervantes durante el periodo de gobierno popular-. Se trata de “historiadores”, que en palabras de Alberto Reig Tapia para el caso de Moa, pero que son perfectamente extrapolables al resto, tratan de “encaramarse a base de codazos, pisotones y reclamaciones varias, al más elevado sitial de la historiografía nacional”. En esta misma línea argumentativa añade Reig Tapia que “a tan elevado altar historiográfico se accede trabajando intensamente y con talento, haciendo sin prisa pero sin pausa una obra sólida (que no es lo mismo que “al peso", como con infantil manera pretendía su antecesor Ricardo de la Cierva numerando sus sucesivos e inconsistentes mamotretos) (6)
Así, Pío Moa y el conjunto de la “historiografía neoconservadora ha insistido, [...], en que es octubre de 1934 el momento de quiebra definitiva de las instituciones republicanas y, consecuentemente, el punto de partida de la Guerra Civil. Julio del 36 no sería sino la respuesta aplazada al levantamiento obrero (7)”. Esta línea de justificación lleva al extremo de afirmar que “Franco, [...] defendió en aquel momento [octubre de 1934] la legitimidad republicana frente a la revolución, aunque no le gustaba el gobierno democrático. Podía haber instaurado una dictadura en aquel momento, pero no lo hizo (8)". Incluso, como mencionó Javier Tusell con anterioridad al nuevo libro de Pío Moa, pero que ya dejaba claro en otros, “presume una conspiración desde comienzos de siglo de izquierdistas y nacionalistas y dice descubrir su capacidad destructiva... ¡en una sociedad secreta! Pero semejante extravagancia tuvo su eco en el calificativo "masónico" que Jiménez Losantos otorgó al discurso de investidura de Zapatero (9)”.
Y así, de esta manera encontramos la vinculación existente entre esta “nueva historiografía revisionista” y un sector importante de la derecha española (10), que de un tiempo a esta parte, hacen de la utilización partidista, sesgada e interesada de la Historia, y en particular de la de España, una de sus razones de ser. Fundamentalmente, se trata de deslegitimar hoy, según pretenden, al PSOE, ERC e IU (partidos todos ellos con más historia que el PP: ¿dónde estaban ellos en 1934?) recurriendo sin rigor y contexto alguno a situaciones y hechos ocurridas hace más de setenta años. Aunque no se entiende muy bien esta actitud, cuando todavía gran parte de la derecha española no condena o en su caso ampara el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, como poco menos reflejó recientemente el popular Ángel Acebes. Pero lamentablemente para ellos, la Historia se escribe a base de “verdades a medias”, manipulaciones y ocultaciones.
De esta manera, amplios sectores de la historiografía profesional española han interpretado, como ha recordado recientemente la profesora Bizcarrondo (11) “que existían poderosas razones para temer que el acceso al poder de la CEDA constituyese la antesala de la supresión del régimen democrático”. Esta fue, en última instancia, la causa que desencadenó la organización de una sublevación por parte de los sindicatos y partidos que hoy llamaríamos de “izquierda”. Pero tanto la huelga general indefinida como la proclamación de Companys de “el Estado Catalán dentro de la República Federal Española”, fracasaron rápidamente en todo el país, a excepción de Asturias, que mantuvo la insurrección hasta la llegada de tropas al mando de Franco y la brutal represión posterior.
Lamentablemente, hemos destinado estas líneas a Pío Moa y sus “compañeros de viaje historiográfico” y no al excelente libro, a nuestro entender, de Enrique Moradiellos, 1936. Los mitos de la Guerra Civil (Península, 2004), que si esperamos hacer en próximas colaboraciones.
NOTAS
(1) Marta Bizcarrondo, “Octubre del 34: las dos memorias”, El País, 8 de octubre de 2004.
(2) Javier Cuevas, “Pío Moa hace memoria”, La Voz de Asturias, 7 de octubre de 2004.
(3) Lorenzo Cordero, “Pío Moa y la novela negra”, La Voz de Asturias, 19 de septiembre de 2004.
(4) Una lamentable respuesta a esta “etiqueta” es la de César Vidal, para el que “el término revisionista era utilizado por los comunistas para liquidar a los rivales ideológicos. Al parecer, a los estalinistas de corazón de hoy les salta el mismo nombre para señalar a los que desearían borrar del mapa. Sin embargo, hasta donde yo puedo ver, Moa tiene mucha vida por delante. La que no tendrá, por citar un ejemplo, Tusell.” (Diálogo del 5 de octubre de 2004 en Libertad Digital con César Vidal).
(5) Javier Tusell, “El revisionismo histórico español” , El País, 8 de julio 2004.
(6) Alberto Reig Tapia, “Quosque tandem Pío Moa?”, El Ruedo Ibérico, 29 de julio de 2003.
(7) Marta Bizcarrondo, “Octubre del 34: las dos memorias”, El País, 8 de octubre de 2004.
(8) Javier Cuevas, “Pío Moa hace memoria”, La Voz de Asturias, 7 de octubre de 2004.
(9) Javier Tusell, “El revisionismo histórico español” , El País, 8 de julio 2004.
(10) Sobre el libro de Pío Moa, el periodista Federico Jiménez Losantos considera que “leer las cosas que decían y escribían los golpistas del PSOE y ERC, la claridad con que anunciaban la Guerra Civil resulta estremecedor” (Diálogo del 6 de octubre de 2004 en Libertad Digital con Federico Jiménez Losantos).
(11) Marta Bizcarrondo, “Octubre del 34: las dos memorias”, El País, 8 de octubre de 2004.
El setenta aniversario de “la insurrección obrera de octubre de 1934 en Asturias” (1) ha sido aprovechado por el periodista Pío Moa para publicar su último libro, 1934: comienza la Guerra Civil. El PSOE y la Esquerra emprenden la contienda (Áltera, 2004). Las tesis de Moa sobre el periodo republicano y la Guerra Civil han sido ampliamente difundidas en anteriores publicaciones, como el best-seller Los Mitos de la Guerra Civil, presentando ahora la revolución de octubre como “una trama orquestada entre el Partido Socialista y Esquerra Republicana de Catalunya, que en 1934 pretendían acabar con el gobierno legítimo de la derecha e instaurar un sistema soviético (2)”.
Ante estas presuntas “verdades absolutas”, no podemos llevarnos a engaño. Las interpretaciones de este antiguo militante del PCE (r) no son fruto de su conocimiento directo de las fuentes primarias de la época, como presume en su “nuevo libro de ficción (3)”, sino del “revisionismo histórico (4)” que ha aparecido en nuestro país en los últimos tiempos. Para el historiador Javier Tusell (5):
“Todo historiador parte de unas fuentes primarias y logra una interpretación original que se escribe en el hipertexto de nuestros conocimientos y que sin duda será objeto de reconsideración. El "revisionista" actúa de otro modo. No parte de preguntas, sino de seguridades o de presunciones. No acude a las fuentes primarias, sino a las secundarias que pretende elaborar con originalidad. Lo hace, sin embargo, con extravagancia acudiendo a interrogantes inapropiados que remiten a la posición partidista que ya ha adoptado. Elude la técnica del historiador y por eso suele magnificar el dato irrelevante para sus propios fines o tomar la parte por el todo. Huye de matices porque lo suyo es el dualismo maniqueo, la simplificación o la parcialidad. Ansía la polémica porque parece concederle el privilegio de una posición innovadora o situarle en idéntico plano de los profesionales de la Historia”.
Ejemplos para Tusell de esta escuela lo constituyen, junto al propio Pío Moa, César Vidal –presentador de La Linterna de la COPE-, José María Marco-redactor del último libro de Aznar- o Jon Juaristi-director del Instituto Cervantes durante el periodo de gobierno popular-. Se trata de “historiadores”, que en palabras de Alberto Reig Tapia para el caso de Moa, pero que son perfectamente extrapolables al resto, tratan de “encaramarse a base de codazos, pisotones y reclamaciones varias, al más elevado sitial de la historiografía nacional”. En esta misma línea argumentativa añade Reig Tapia que “a tan elevado altar historiográfico se accede trabajando intensamente y con talento, haciendo sin prisa pero sin pausa una obra sólida (que no es lo mismo que “al peso", como con infantil manera pretendía su antecesor Ricardo de la Cierva numerando sus sucesivos e inconsistentes mamotretos) (6)
Así, Pío Moa y el conjunto de la “historiografía neoconservadora ha insistido, [...], en que es octubre de 1934 el momento de quiebra definitiva de las instituciones republicanas y, consecuentemente, el punto de partida de la Guerra Civil. Julio del 36 no sería sino la respuesta aplazada al levantamiento obrero (7)”. Esta línea de justificación lleva al extremo de afirmar que “Franco, [...] defendió en aquel momento [octubre de 1934] la legitimidad republicana frente a la revolución, aunque no le gustaba el gobierno democrático. Podía haber instaurado una dictadura en aquel momento, pero no lo hizo (8)". Incluso, como mencionó Javier Tusell con anterioridad al nuevo libro de Pío Moa, pero que ya dejaba claro en otros, “presume una conspiración desde comienzos de siglo de izquierdistas y nacionalistas y dice descubrir su capacidad destructiva... ¡en una sociedad secreta! Pero semejante extravagancia tuvo su eco en el calificativo "masónico" que Jiménez Losantos otorgó al discurso de investidura de Zapatero (9)”.
Y así, de esta manera encontramos la vinculación existente entre esta “nueva historiografía revisionista” y un sector importante de la derecha española (10), que de un tiempo a esta parte, hacen de la utilización partidista, sesgada e interesada de la Historia, y en particular de la de España, una de sus razones de ser. Fundamentalmente, se trata de deslegitimar hoy, según pretenden, al PSOE, ERC e IU (partidos todos ellos con más historia que el PP: ¿dónde estaban ellos en 1934?) recurriendo sin rigor y contexto alguno a situaciones y hechos ocurridas hace más de setenta años. Aunque no se entiende muy bien esta actitud, cuando todavía gran parte de la derecha española no condena o en su caso ampara el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, como poco menos reflejó recientemente el popular Ángel Acebes. Pero lamentablemente para ellos, la Historia se escribe a base de “verdades a medias”, manipulaciones y ocultaciones.
De esta manera, amplios sectores de la historiografía profesional española han interpretado, como ha recordado recientemente la profesora Bizcarrondo (11) “que existían poderosas razones para temer que el acceso al poder de la CEDA constituyese la antesala de la supresión del régimen democrático”. Esta fue, en última instancia, la causa que desencadenó la organización de una sublevación por parte de los sindicatos y partidos que hoy llamaríamos de “izquierda”. Pero tanto la huelga general indefinida como la proclamación de Companys de “el Estado Catalán dentro de la República Federal Española”, fracasaron rápidamente en todo el país, a excepción de Asturias, que mantuvo la insurrección hasta la llegada de tropas al mando de Franco y la brutal represión posterior.
Lamentablemente, hemos destinado estas líneas a Pío Moa y sus “compañeros de viaje historiográfico” y no al excelente libro, a nuestro entender, de Enrique Moradiellos, 1936. Los mitos de la Guerra Civil (Península, 2004), que si esperamos hacer en próximas colaboraciones.
NOTAS
(1) Marta Bizcarrondo, “Octubre del 34: las dos memorias”, El País, 8 de octubre de 2004.
(2) Javier Cuevas, “Pío Moa hace memoria”, La Voz de Asturias, 7 de octubre de 2004.
(3) Lorenzo Cordero, “Pío Moa y la novela negra”, La Voz de Asturias, 19 de septiembre de 2004.
(4) Una lamentable respuesta a esta “etiqueta” es la de César Vidal, para el que “el término revisionista era utilizado por los comunistas para liquidar a los rivales ideológicos. Al parecer, a los estalinistas de corazón de hoy les salta el mismo nombre para señalar a los que desearían borrar del mapa. Sin embargo, hasta donde yo puedo ver, Moa tiene mucha vida por delante. La que no tendrá, por citar un ejemplo, Tusell.” (Diálogo del 5 de octubre de 2004 en Libertad Digital con César Vidal).
(5) Javier Tusell, “El revisionismo histórico español” , El País, 8 de julio 2004.
(6) Alberto Reig Tapia, “Quosque tandem Pío Moa?”, El Ruedo Ibérico, 29 de julio de 2003.
(7) Marta Bizcarrondo, “Octubre del 34: las dos memorias”, El País, 8 de octubre de 2004.
(8) Javier Cuevas, “Pío Moa hace memoria”, La Voz de Asturias, 7 de octubre de 2004.
(9) Javier Tusell, “El revisionismo histórico español” , El País, 8 de julio 2004.
(10) Sobre el libro de Pío Moa, el periodista Federico Jiménez Losantos considera que “leer las cosas que decían y escribían los golpistas del PSOE y ERC, la claridad con que anunciaban la Guerra Civil resulta estremecedor” (Diálogo del 6 de octubre de 2004 en Libertad Digital con Federico Jiménez Losantos).
(11) Marta Bizcarrondo, “Octubre del 34: las dos memorias”, El País, 8 de octubre de 2004.
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